De Lic. en Administración a Design Researcher; SÍ, se puede.

Bianca Vozzi
5 min readSep 24, 2018

Hace tiempo decidí estudiar diseño estratégico. Después de 5 años de carrera en Administración de Empresas y con un trabajo estable en el área comercial de una industria establecida, habiendo aprendido y generado una buena zona de confort, sentí que era hora de algo más.

Siempre había pensado en estudiar afuera y la posibilidad de hacer una maestría era la mejor alternativa. A lo largo de mi carrera pensé en especializarme en muchas cosas. Administración es apenas una base, una formación generalista… el resto se define andando. A medida que avanzaba en el plan de estudios me enamoré de distintas áreas, pasando por Recursos Humanos, Planeamiento, Estrategia y hasta Finanzas.

Sobre el final me di cuenta que lo que más me apasionaba era entender por qué y para qué de las decisiones de una organización, pensar cuál era la mejor alternativa y cómo tener la mejor información.

Supe entonces que iba dedicarme a la consultoría, pero antes tenía que andar la calle, meterme en cuanta empresa pudiera, conocer esos porqués de boca de los protagonistas y en lo posible tratar de ser uno de ellos, necesitaba entender desde adentro para opinar desde afuera.

Comencé entonces mi primer trabajo formal, antes sólo había trabajado part-time para la empresa de mi papá, donde hacía tareas administrativas. Entré a trabajar en una empresa donde estuve 3 años, y allí tuve mi primer acercamiento con el mundo del diseño. Al tratarse de una imprenta de envases flexibles, y estando yo en el área comercial, tuve que familiarizarme con los procesos de pre prensa, conocer cuestiones técnicas del producto y sus estructuras, y sobretodo empecé a incorporar el concepto de funcionalidad y estética, o forma y función lo tratan en los libros de diseño.

Sentí que todo eso me gustaba, y creí que la solución era hacer diseño industrial, pero empezar otra carrera de cero me parecía una mala inversión. Entonces vino en mi ayuda Google; tenía que existir algo que vinculara administración con diseño, y para mi sorpresa apareció todo un nuevo mundo de diseño estratégico o design management que nunca había escuchado en las paredes de la UNR (Universidad Nacional de Rosario). Leí, estudié, consulté, y no entendía mucho (o nada) pero sabía que era lo que tenía que hacer.

Era el 2013, en Rosario, una ciudad de apenas 1.5M de habitantes, en Argentina. Nadie conocía lo que yo quería hacer y yo no sabía explicarlo, asique cuando contaba que iba a hacer un master en diseño estratégico en el politécnico de Milán, todos pensaban que quería ser diseñadora de moda, más bien de zapatos, porque el año anterior había hecho un curso de fabricación de calzado de pura curiosidad.

Convencida que era la mejor decisión en términos personales y profesionales, renuncié a mi trabajo, vendí mi auto y saqué pasajes a Italia. Me fui en octubre de 2013 y pasé un año y medio de la mejor experiencia de mi vida.

No voy a explayarme en ese punto, pero quienes me conocen saben que siempre lo digo, si te podes ir y tenes ganas, ándate! Nunca están dadas todas las condiciones, pero es un riesgo que siempre vale la pena tomar.

Volví feliz y decidida a dedicarme al diseño estratégico, aunque debo confesar que recién entendí que era lo que hacía unos dos años después. El primer paso fue buscar trabajo de diseño estratégico… en Rosario ol vi da te. En Buenos Aires existían algunas consultoras vinculadas al tema y antes de regresar me puse en contacto, hice entrevistas por Skype y al mes de estar de vuelta en Rosario me fui a vivir a Capital Federal para trabajar en una consultora de innovación, muy vinculada a los procesos de investigación centrados en el usuario. El director había trabajado en Ideo y eso para mi era palabra mayor. Duré tres meses y me fui casi llorando a Rosario. No fue un problema de capacidades, sino de locación. Quería estar en casa, y pensé que si nadie hacía esto en Rosario yo tenía una oportunidad de ofrecer algo diferente y tener éxito. Empecé mi propia consultora, me hice unas tarjetas con una impresora láser, una página en Wix y un curso de illustrator; empecé a pedir reuniones con cuanta empresa se me ocurriera y mandar mails, y a fuerza de insistir y probar tuve mi primer proyecto con una compañía de seguros. Investigamos la propuesta de valor para seguros de hogar. Hice entrevistas, armé Customer Journey Maps y hasta organicé un workshop con el equipo de marketing. El proyecto salió muy bien y yo estaba feliz, pero lo mejor vino después cuando la misma compañía me ofreció trabajo y hace más de 2 años que trabajo para ellos.

Entré en el área de planeamiento estratégico, y a los 10 meses me sumaron a un proyecto de transformación digital de la mano de McKinsey, y ahí sí, aprendí mucho más!

Entré al mundo agile y scrum, empecé a trabajar con UX y UI, y conocí a los front, los back y los devops. Hoy se que un arquitecto, no necesariamente hace casas, puedo conectarme al desing system desde Sketch para armar un prototipo rápido en Invision y definir con 4 o 5 testeos el diseño de un nuevo feature.

De este proyecto pasaron sólo 14 meses, de mi viaje al Poli.design, casi 5 años y creo que como la innovación, el aprendizaje también se vuelve exponencial.

Siempre es bueno recordar a Steve Jobs, y la importancia de como conectar los puntos, creo que lo que cuento hoy se trata de eso, como cada cosa me fue llevando a la otra y así… Hoy me defino como diseñadora, soy Design Research y hago consultoría en Diseño estratégico, principalmente en Service Design y Customer Experience. Nunca imaginé estos títulos, pero siempre elegí con amor, amor por lo que hago y con la premisa que eso debe hacerme feliz.

Quien sabe que nuevos títulos tendré en 5 años, por lo pronto seguiré aprendiendo y fiel a la disciplina, lo haré centrada en el usuario, en este caso, en mí ;).

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